Respeto por las playas, respeto por nuestro planeta
La foto de portada de este artículo está tomada en Razo, Galicia. Es increíble ver lo limpias que están las playas de la costa gallega. Debido a nuestra pasión por el surf hemos viajado a lo largo y ancho de las costas de nuestra geografía. Como no podía ser menos, hemos encontrado infinidad de situaciones.
Entre viaje y viaje siempre nos surge la misma idea en la cabeza: qué maravillosa es la naturaleza y cómo nos la estamos cargando. El ser humano es el único ser vivo egoísta que existe en todo el planeta. Es el único capaz de ensuciar, contaminar y pensar primero en él y después, si acaso, en él de nuevo.
Así pues, hemos visto lo triste que es hacer alguna ruta de montaña y ver que hay restos de desperdicios (latas, cristales, plásticos) por todas partes. Lo mismo ocurre en el mar, sobre todo en época estival. Encontrar productos de higiene íntima, botellas o bolsas en la orilla o en la arena de la playa está a la orden del día.
Parece que no nos damos cuenta de que tirar la colilla de un cigarro en la arena, no está bien. No vemos que dejar la lata del refresco donde teníamos nuestra toalla no está bien. Creemos que el mar necesita la bolsa de plástico en la que traíamos el almuerzo. Por supuesto que tirar el envoltorio del sándwich que nos hemos comido mientras navegamos en barco es una buena idea.
Podríamos seguir así, enumerando actos de este tipo, horas y horas. Y es que, cuando viajas tanto te das cuenta de que la humanidad no respeta las playas o la montaña.
Afortunadamente existen hoy en día numerosas organizaciones que luchan por el respeto del medioambiente. Gracias a ellos se empiezan a llevar a cabo acciones que tratan de frenar la devastadora situación actual. Debemos tener presente que cada año se arrojan al mar 8 millones de toneladas de plástico. Como el mar está en continuo movimiento, los plásticos van navegando sin cesar por todo el planeta.
¿Qué ocurre con la vida marina?
El plástico tarda años en degradarse. El plástico que se hunde acaba por enredarse entre las algas y habitar arrecifes. Los animales lo confunden con comida y se lo tragan, con las terribles consecuencias que ello provoca. Hoy en día no hay estómago que digiera el plástico. Ni el de los peces ni el de los humanos que comemos peces (comiéndonos a su vez restos plásticos).
Algunos organismos ya hablan de cifras: en 2050 habrá más plástico que peces en el mar. De hecho encontramos los denominados “mares de plástico”, que son aquellas aguas en las que se encuentra dicho residuo estancado.
Aquí sólo un ejemplo en pleno mar del Caribe, en unas islas de Honduras:
¿Qué podemos hacer para cuidar las playas?
Desafortunadamente sólo podemos poner nuestro granito de arena en las acciones propias. Esto es, tratar de no ensuciar las playas, usar menos plásticos y reciclar. Decimos desafortunadamente porque hay numerosas empresas que vierten sus residuos al mar.
Nosotros hemos surfeado alguna vez y nos hemos encontrado en playas de Avilés (ciudad industrial donde las haya) agua de color marrón. Imagina estar sentado sobre tu tabla en el pico, esperando que venga una ola y encontrar espuma marrón rodeándote.
O que de repente bajes a una playa a ver qué tal está el mar ese día y te encuentres una señal de “prohibido bañarse”. Vas al señor del chiringuito de playa de toda la vida a preguntar qué ocurre y su respuesta es “han vertido aguas fecales al mar, no es seguro bañarse”.
Poco a poco, entre todos los amantes del surf y de la naturaleza, debemos crear conciencia. Una conciencia de verdad, de las de respetar, de las de recoger plásticos del suelo cuando vayamos a la playa, de las de no ensuciar. Conciencia para que nuestros hijos sean conscientes de lo que ocurre. Quizá en su generación logren cambiar las cosas.
Y tú, ¿quieres añadir algún comentario o compartir tu opinión con nosotros?
Foto mano: Diario Público
Foto mar de plástico: La Vanguardia
