Escuela de surf Las Dunas
Situada en la denominada “ciudad del surf”, Salinas, en Avilés, Las Dunas fue la primera escuela que yo conocí. Una de mis amigas tenía previsto irse en Semana Santa a un campamento de surf en Asturias, pues había dado alguna clase el verano anterior y le gustó.
Como no tenía previsto ningún plan, decidí apuntarme con ella y la verdad es que fue de las mejores decisiones de mi vida. Desde aquí le agradezco su propuesta, aunque en persona ya se lo he dicho alguna que otra vez.
Por aquella época, en 2013, tenían una oferta donde ponían un autobús de Madrid y otro de Barcelona hacia Asturias. Además, clases durante 5 días y alojamiento en pensión completa a muy buen precio.
Instalaciones del surfcamp
El alojamiento lo formaba un caserón de dos plantas con comedor, cocina, salón, 2 cuartos de baño y cuatro habitaciones. Cada habitación con literas de 10 a 12 plazas. Por lo que en aquel viaje nos juntamos unas 60 personas y con sólo dos baños. ¡imagínate el jaleo!.
En la parte exterior había un porche, unas duchas y vestuarios y guardaban todo el material necesario para la clase.
Servicios de la escuela de surf Las Dunas
Afortunadamente se sitúa en una zona próxima a la playa de Salinas, en la que hay buenas olas y para todos los gustos y niveles durante todo el año. Podíamos ir caminando desde la escuela sin ningún problema.
Por aquel entonces había alquiler de tablas de corchopán de diferentes tamaños para principiantes así como tablas de fibra para quienes tenían algo más de nivel. También disponían de trajes de neopreno de diversas tallas. ¿Inconveniente? Que aquellos trajes eran 3.2 mm (o sea trajes de verano) y no tenían escarpines. Dado el frío que puede llegar a hacer en Asturias en Semana Santa y la temperatura del agua, ¡no he pasado más frío en toda mi vida!
Ofrecen 2 clases de surf al día con una duración de 2 horas cada una. Nosotras tuvimos suerte y dimos con dos monitores geniales: More y Pablo. Se preocuparon por su grupo, explicaban teoría sobre el surf y entraban contigo al agua para corregirte, ayudarte y animarte.
En la opción de alojamiento con pensión completa tenían un acuerdo con un bar próximo a la escuela (desconozco si sigue siendo el mismo). Aquí se comía muy bien aunque sobre todo había muchos macarrones y muchos fritos, como en un campamento de colegio 🙂
Opinión personal
Lo mejor de aquella experiencia en Las Dunas para mí fueron dos cosas: descubrir el surf y la gente que conocí. Con muchos de ellos he vuelto a hacer viajes y conservo una buena amistad. Considero que me enganché a este deporte gracias al buen ambiente que creamos entre nosotros y a los monitores que tuvimos. Ellos se preocupaban por enseñarte y porque aprendieras, no por ir, pasar el rato y cobrar por ello.
Pero eso sí, no tengo tan buen recuerdo de la organización. No tenían ni agua caliente en las duchas ni calefacción en la surfhouse. Como anécdota señalar que a los dos días de estar colgado el bikini en una parte de la habitación seguía goteando de la humedad que allí había (¡no exagero!). A eso hay que sumarle que sólo había dos cuartos de baño con una ducha cada uno, por lo que las colas para poder ducharse por la noche eran bastante largas.
Estos hechos ocurrieron en 2013, sé que los monitores que estaban dando clase allí (al menos los buenos) ya no están, pero no sé si han ido corrigiendo sus carencias y mejorado sus servicios, ¡espero que sí!
Fotos: Las Dunas